Encuentra tu Ikigai Musical: 4 cosas que debes saber para encontrar tu propósito
Esta es mi banda
Estábamos Mauricio (batería), Frank (Bajo), Gerardo (Guitarra 1) Diego (Guitarra 2) y yo, todos los miembros de Nubia en la puerta del Bierhaus Pub; de pronto, uno de los jurados se acercó y nos felicitó por el tercer lugar obtenido en el concurso de Rock de esa noche. Era Bruno, un organizador de eventos que nos contó que estaba buscando bandas nuevas para realizar conciertos en bares y discotecas. Entonces nos propuso presentarnos en nada más y nada menos que en La Estación de Barranco. Era finales del mes de abril del 2003 y La Estación de Barranco, era muy conocida porque fue el lugar donde Gian Marco Zignago, cantautor peruano reconocido internacionalmente, hizo sus primeras presentaciones. Estábamos muy emocionados por la oportunidad y por supuesto que aceptamos.
Salimos del lugar y decidimos seguir la noche en otro lado. Encontramos un lugar más amplio y con música super rockera, pedimos unas cervezas, y minutos después, llegó Javier, quién sería presentado como nuevo integrante de la banda, ya que Diego (segunda guitarra) solo había ingresado para tocar con nosotros para el concurso del Bierhaus Pub.
“Bueno gente, salud por este tercer lugar. Para ser nuestra primera presentación no esta nada mal” – dijo Frank, bajista de la banda.
«Bueno y salud por Diego que hoy día la rompió aunque ya no va a seguir en la banda” – dijo Mauricio.
«¿Quién dijo que no?” – replicó Diego.
Estuve sentado justo al frente de Javier, y vi su expresión de sorpresa en primer plano.
“Pero Diego no que solo ibas a apoyar por esta vez?” – dijo Mauricio.
“No, no…no me voy, esta es mi banda…” – dijo Diego.
Y Diego se quedó.
Profesión VS Pasión
Por aquellos tiempos, me iba bien en la universidad, mis notas eran buenas, pero aunque me gustaba estudiar, no sentía la carrera de ingeniería como mi vocación profesional. En los tests siempre me salía música, música y música, y para ser sinceros sí me gustaban los números, pero no me imaginaba trabajando en alguna obra como ingeniero civil. Sentía que esto estaba muy mal, pues ingresé a Ingeniería Informática, me cambié a Civil y todavía no me sentía plenamente convencido si lo que estaba haciendo estaba bien. Y es que, la música me apasionaba muchísimo, pero en aquellos tiempos no existía una carrera universitaria como músico contemporáneo.
En casa siempre conversaba con mis padres al respecto, y las negociaciones siempre terminaban en lo mismo: “primero estudia una carrera y luego ves qué haces” – me decían. Los entiendo, son padres, pero algo no estaba bien, sentía ansiedad, depresión, inseguridad, muchas cosas a la vez, no me encontraba. Solo sabía que tenía que aprobar todo con buenas notas.
Por aquellos días comenzamos los ensayos para la presentación en La Estación de Barranco. Debíamos brindar un concierto de 7 temas y solo teníamos 4 temas terminados. Eran las semanas previas a los exámenes parciales en la PUCP y la presión era muy grande, pues tenía que repartir mi tiempo entre ensayos, composiciones y estudiar para los parciales.
El estrés me mantenía en estado de alerta, recuerdo que en los ensayos, si no estaba cantando, estaba estudiando en una esquina de la sala, leyendo algunas notas de clase, hojas llenas de fórmulas matemáticas o apuntes de las «fijas» del examen.
La ansiedad no me permitía dormir bien y comencé a amanecerme para llegar a cumplir con todas las cosas con las que me había comprometido. A veces, cuando no tenía ansiedad, tenía depresión, por no estar estudiando lo que debería estar estudiando: música. Sabía del inmenso esfuerzo de mis padres por pagarme una carrera, y no podía decepcionarlos, y aunque era bueno en matemáticas, sentía que mi esfuerzo y sacrificio por corresponderles me estaban llevando a un futuro que no era el que yo quería para mi.
Rumbo al Barranco
El inicio de mis exámenes parciales coincidió justo con la fecha de presentación en La Estación de Barranco. Recuerdo que invité a mi familia, a mis amigos y a muchas personas de mi entorno a esta primera presentación. Fue un martes por la noche, estaba muy cansado, pues venía de dar un examen y no había dormido bien.
Bruno, el organizador, llegó con su hermano Renato, un grandulón con cara de pocos amigos, y muy molestos los dos se dirigieron a mí y me dijeron: “¿Qué pasó, porque no han vendido sus entradas?” – dijo Bruno. “No sé, seguro en un rato llegará más gente” – les dije. “¡Entonces van tener que tocar últimos!” – dijo Renato.
Diego escuchó todo, estaba muy molesto, quería irse y mandar todo por un tubo, pero Frank sí había vendido todas sus entradas y tenía gente que había venido a verlo tocar. En mi caso, ninguno de mis amigos pudo ir porque estaban estudiando para los exámenes parciales, pero fue mi padre y su hermano. Mi madre se encontraba un poco mal de salud y se quedó en casa descansando.
Comenzamos la presentación, y miré a todos lados, estaba oscuro, pues los organizadores en venganza por no vender sus entradas, nos apagaron muchas luces, solo nos dejaron con dos o tres tachos que apenas alumbraban. Al ser tan tarde, casi no quedaba gente, solo nuestros invitados. Vi a mi padre a lo lejos, pero no a mi madre, quería dedicarle “Alimenta mi ser”, la canción que tanto le gustaba, y aunque no estuvo…igual lo hice.
Comenzamos el show, arrancamos con un tema potente para empezar la noche, al parecer todo iba bien, hasta que en la tercera canción me comencé a sentir algo extraño; sin embargo, la adrenalina del momento, no me permitió tomar consciencia de lo que me estaba sucediendo. “Esta canción se la dedico a mi madre que no pudo venir hoy por un tema de salud” – dije.
«Alimenta mi ser»
Verso
Alimenta mi ser con tu frágil piel
Tu sonrisa me esta matando
Y tu ausencia me esta mirando mal
La tormenta del bien juega sola sin saber por qué
Tu sonrisa me esta matando
Y tu ausencia me esta mirando mal
Coro
Una mirada que escapa de tu vida
Un corazón que vuela por el mundo
Una rutina, maldita la mentira
Es la razón del fuego más profundo
Luego de esa canción, cantamos tres temas más y cerramos el show con el tema «Algo Esta Mal».
Todo el mundo aplaudió, a todos les gustó, todos querían otra, pero ya no teníamos más canciones. Era nuestra segunda presentación como banda y ya sentíamos ese baño de fama que toda banda amateur desea tener.
Bajé del escenario y todos me dijeron para ir a celebrar a otro lado, pero yo les dije que me sentía mal y que prefería descansar, además al día siguiente también tenía examen. Mi padre me vio extraño, y me preguntó si estaba bien: “sí papá, solo vamos a casa porque me siento algo extraño” – le dije.
Luego de una hora, llegamos a mi casa, y mi padre me preguntó si ya me sentía mejor. “Mi corazón no para de latir, sigue mucho más acelerado, y el dolor es cada vez más intenso, como si todo el pecho me apretará y fuera a reventar” – le dije.
Nunca en mi vida había pisado una clínica, nunca me había enfermado tanto como para ir a un centro hospitalario. Mi madre enferma se levantó de la cama y le grito a mi papá: “¡Pedro! ¡Pedro César esta muy mal! Tenemos que llevarlo urgente al Hospital Cayetano Heredia.» Subimos al auto, me recosté en el asiento de atrás, mi padre siempre me mantenía despierto, preguntándome si estaba bien, y siempre le respondía que sí, pero quejándome de dolor. En algún momento dejé de responder, no recuerdo nada más.
Una nueva misión
Al día siguiente, vi apenas una luz amarilla en forma de portal en medio de la oscuridad. No sabía donde estaba así que volví a dormir. Cuando desperté, sentí que una mano me acariciaba el rostro, era la mano de mi tía Caridad, quién avisó a mi padre que ya había despertado. Todos mis familiares estuvieron preocupados por lo sucedido. Fueron tres electroshocks los que me salvaron de morir.
Esa semana perdí todos mis exámenes parciales, y aunque estuve preocupado por eso, le agradecí a Dios por darme una oportunidad más para vivir, para encontrar mi camino, para ser quién tenía que ser y entender por qué estoy en este mundo. Esa oportunidad, no la iba a desperdiciar.
4 cosas que debes saber para encontrar tu propósito
Para encontrar tu propósito es importante entender que es el Ikigai. El Ikigai es un concepto japonés que puede definirse como la razón de ser o de vivir. En lo personal, estoy convencido de que no se encuentra de la noche a la mañana, se debe construir día a día y estar atento para encontrarlo.
¿Pero cómo puedes saber si ya encontraste tu Ikigai?
Para ello debe conjugarse cuatro cosas: Amar lo que haces, ser bueno en lo que haces, que el mundo necesite lo que haces, y que la gente pueda pagar por ello.
- Amar lo que haces. Es importante sentir amor por lo que haces. Mi amor por la música era evidente, era capaz de amanecerme trabajando, recorrer grandes distancias para ensayar, sacrificar muchas cosas por lograr mis objetivos. Es ese amor por lo que haces, la energía extra que necesitarás en los momentos difíciles, será tu motor para seguir avanzando y luchando por tus sueños. Ese amor por lo que haces, lo que te permitirá comunicar con pasión tu visión, tu proyecto, tu porqué, lo que cautivará a los que te escuchen hablar, lo que moverá a más gente a unirse y ser parte del sueño. Es un proceso de búsqueda constante.
- Ser bueno en lo que haces. Es importante ser bueno en lo que haces. En mi caso, mi aporte en la banda fueron principalmente dos cosas: composiciones e interpretación. Era capaz de contar historias y crear melodías, que al final se convertían en canciones. Al contar con un amplio rango vocal, proporcionaba más posibilidades sonoras, texturas y contrastes en la banda. Aunque por aquellos tiempos, aún no contaba con estudios en música, esto no era una limitación, sino una motivación mayor para seguir investigando. Mis compañeros músicos me dieron su apoyo para seguir motivado y crear más canciones para el repertorio. Sin disciplina, da igual que seas bueno o talentoso. El trabajo constante y disciplinado es más poderoso que el talento.
- Que tu talento sea necesitado. Si tu talento es necesitado es un gran paso para lograr el éxito. De hecho, todos necesitamos de música, pero debes empaquetar tu producto lo mejor posible para que sea interesante y facilite la compra. En el caso de mi banda Nubia, contábamos con un pequeño grupo de seguidores a los que les gustaba la banda. Esto nos daba seguridad para seguir en el camino, pero no era suficiente, había que trabajar mucho más para conseguir público nuevo que no sea amigos o familiares. Si bien es cierto, hoy en día se puede llegar a un público específico, segmentando en redes sociales por aspectos demográficos, psicográficos y conductuales, el reto hoy es diferenciarse, encontrar un nicho, un espacio, uno o varios aspectos que muestren a tu producto como único e interesante. A diferencia de los tiempos de Nubia, hoy se puede acceder a un sinfín de oportunidades gracias al uso de herramientas de marketing digital y gestión de redes sociales.
- Que puedan pagar por tu propósito. Cuando pienso en Nubia, pienso en aquellos tiempos en los que el precio promedio de una entrada era 20 o 25 soles. Es decir, un estudiante universitario promedio que quería vernos tocar, debía no solo contar con ese dinero para la entrada sino también con el dinero para movilizarse y para pagar su consumo en el bar. Es por esa razón que en un inicio el público que iba a vernos era nuestra familia y amistades con capacidad de gasto. En una etapa inicial es posible que, al igual que Nubia, te toque trabajar con organizadores de eventos que te obliguen a vender entradas sin percibir mucho o nada de eso, por ello debes estar preparado para que eso no sea así. Es importante que aprendas a vivir de la música y a generar tus propios ingresos desde distintas fuentes, directa o indirectamente relacionados a lo que sabes hacer, música.
Mientras escribo esto, me doy cuenta que por aquellos tiempos, no encontré mi Ikigai, pero fue el claro inicio de la búsqueda, y de eso se trata todas estas historias.
Te invito a leer mis otras entradas sobre Mi Primer Proyecto Musical, como la de 3 competencias para reclutar talento.
Escrito por Pedro Callan
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