¿El músico nace o se hace? 7 tips para no deshacer tu talento musical.
“Creo que crear es una cosa no exclusiva mía ni mucho menos, sino de la humanidad. Hay quien se auto elimina, yo creo que todo mundo tiene facultades para crear. Hay una frase que dice: ¿El actor nace o se hace? Unos dicen que se hace, otros que nace, yo digo: nace y muchas veces se deshace”. Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”
Uno de mis primeros recuerdos de infancia, si no es el primero, es cantando frente a un equipo de sonido antiguo de marca Imperial, tenía un micrófono en la mano, en aquellos tiempos éramos tres en casa, mi papá, mi mamá y yo, vivíamos en un pequeño departamento alquilado en el distrito de cercado de Lima, en aquel entonces es posible que no haya pasado los dos o tres años de edad, al menos eso creo.
Siempre fui muy inquieto con el arte en general, la música, el dibujo, imitación de personajes, etc. Pero no fue hasta la edad de 9 o 10 años de edad, que sin darme cuenta copiaba melodías existentes, las modificaba, y les ponía una nueva letra, luego se las mostraba a mis amigos y familia, y parecía que a casi todos les gustaba lo que hacía, me felicitaban por mis composiciones y todo esto me motivaba mucho más a seguir cantando y componiendo. Gracias a ello, llegué a convencerme de que la música era lo mío, por esa razón a los 12 años les pedí a mis padres que me matricularan en clases de música, y así lo hicieron.
Cuando pisé por primera vez una escuela de música, sentí que al fin estaba en el lugar correcto y que seguramente alguien me descubriría y ese sería el inicio de mi carrera para ser un artista famoso. Vi un piano de pared de color negro muy hermoso, nunca antes había visto uno; escuchaba gente solfeando y gente haciendo sonidos rítmicos con palmas, una guitarra por ahí y un violín por allá, el lugar olía a instrumentos musicales, simplemente era mágico.
Sin embargo, poco tiempo duro mi emoción, pues entré a mi primera clase, y al parecer se trataba de un grupo que ya había empezado, ahora lo sé porque mis compañeros se veían más avanzados, aunque no sé cuánto más, cuando miro mis recuerdos, veo a un niño tímido, un poco confundido. Recuerdo un profesor con poca paciencia, bastante estricto, intolerante, y así también eran los demás profesores de otros cursos, les gustaba la perfección y se enfocaban mucho en el lenguaje musical, y la ejecución. Yo siempre me consideré creador, más que interprete ejecutante. De hecho, me costaba mucho llevar el ritmo y entonar las notas al mismo tiempo, sobre todo al intentar leer partituras sin coherencia melódica, y eso le disgutaba mucho al profesor, no me tenía paciencia y eso me ponía muy tenso; sentía como si una bola de nieve cada vez más y más grande iba aplastando mi confianza musical.
Cuando eres niño es posible que no entiendas el porqué no entiendes, a veces nos hacen creer de manera errónea que el mundo funciona de una sola manera, y lo más peligros es que llegues a pensar que es así y termines rindiéndote y dejando tus sueños.
Luego de algunos meses intentándolo, finalmente llegué a la conclusión de que no era tan bueno para la música, sobre todo cuando los profesores criticaban mi falta de concentración a la hora de leer las partituras. Al final me terminé frustrando y aburriendo, así que decidí dejar de estudiar y ver otras opciones, como prepararme en una academia pre universitaria para estudiar una carrera tradicional. Y así fue, pocos años después, terminé el colegio, me preparé e ingresé a la carrera de ingeniería informática en la PUCP, aunque terminé cambiándome a ingeniería industrial, pero esa es otra historia.
Recuerdo que mi amor por la música era tan grande, que lo primero que hice fue buscar amigos que tocasen algún instrumento, para así mostrarles algunos temas compuestos por mí y de alguna forma al fin ponerle música a mis composiciones a capela. Así un día, conocí a mi amigo Viko, un flaco con bividí que tocaba en la rotonda del pabellón Z de la universidad. Me senté muy cerca a escuchar, le dije si se sabía un tema de La Ley, canté, y luego de hacernos amigos, le mostré algunos de mis temas y días después me ayudó a ponerle acompañamiento a una canción que había compuesto a capela.
Poco a poco, también aprendí a tocar guitarra, Viko me enseño un par de acordes y así empecé a escribir mis primeras canciones con acompañamiento armónico. Estuve 5 o 6 meses componiendo con solo 2, 3 y máximo 4 acordes, y aunque las canciones no tenían un hilo conductor, no me importaba, lo importante es que estaba logrando hacer lo que siempre quise, crear con mi propio sonido y expresar mi yo artista como nunca lo había hecho.
Así, tiempo después sentí que ya tenía suficientes temas como armar una banda. Le propuse a mi amigo Viko armar una, pero él me comentó que ya estaba comprometido con una de covers y se le iba a hacer muy difícil entrar a otro proyecto. Fue así que comencé mi búsqueda, estaba dispuesto a formar una banda o ser parte de alguna.
7 tips para no deshacer tu talento musical
- El talento es solo un elemento de la fórmula: Me ha pasado que he conocido a mucha gente muy talentosa, que incluso ha ganado premios, pero no necesariamente han llegado muy lejos por distintas razones. El hecho es que talento es solo un pequeño ingrediente de la fórmula, pues el éxito se compone además de ello, de valores, de habilidades, y de otras experiencias que se retroalimentan y que finalmente te convierten en una mejor persona y un mejor profesional.
- «Los expertos» también se equivocan: Ningún maestro o profesor o referente es dueño de la verdad. No te puedes rendir porque alguien te dijo que no eres bueno para algo, sin siquiera darte la oportunidad de intentar de otras formas de aprendizaje u otras formas de hacer las cosas con otras herramientas o desde otros frentes. Conversa con mucha gente con más experiencia que tú, con distintas profesiones o con distintas habilidades, escucha y saca tus propias conclusiones.
- El trabajo vence al talento: Existen muchos casos de personajes exitosos que luego de muchos años de trabajo y perseverancia lograron alcanzar el éxito, como Chespirito, quién a los 40 años de edad pudo ver el resultado de su esfuerzo con el Chapulin Colorado, o el caso del Coronel Sanders que con más de 60 años de edad fundó KFC.
- Tu instinto es tu amigo: Complementa la razón con el instinto, aprender a desarrollar esto implica tomar riesgos y asumir la vida con valentía y con anhelo de ser mejor.
- La emoción es tu combustible: Busca siempre nuevas experiencias que te ayuden a crecer como creador y artista. A veces es importante hacer cosas distintas que te inspiren y te ayuden a reconectar los cables.
- Aprende rápido: Los errores y fracasos enseñan bastante bien, aprende rápido y sigue adelante.
- Cree en ti: conversa cosas buenas con tu mente amiga, ella escucha y presta atención a tus palabras. Su forma de procesar es mucho más compleja que los algoritmos de Google o de Facebook, que escuchan tus conversaciones para enviarte publicidad. Tu mente te escucha hablar y te oferta lo que piensas, date una mano, ayúdate!
Escrito por Pedro Callán.
@pedro_callan